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De El Salvador a Benín
Viajero impenitente, Luis Baz es un aventurero familiar y un enamorado del rugby y de los deportes al aire libre. Ingeniero de Caminos madrileño, entró en 1993 en la antigua Iberinsa —que fusionada con AEPO dio lugar a ACCIONA Ingeniería— y tras un breve paso por la oficina de Madrid y participar, por ejemplo, en la sustitución de los generadores de vapor de la central nuclear de Almaraz, vivió fuera de España los 18 años siguientes de su vida. Trabajó en proyectos tan diversos como la construcción de las Torres Petronas en Malasia, la ampliación del aeropuerto de Fiumicino (Roma) o la depuradora al sur de Milán. Posteriormente, se trasladó a El Salvador, donde estuvo 12 años y pilotó la puesta en marcha del negocio de ingeniería en Latinoamérica. Desde agosto de 2012 está de vuelta para liderar un área estratégica dentro de ACCIONA.
Sí, y allí estuve 12 años. Personalmente fue una experiencia fantástica y no tuve ningún problema. Mis hijos nacieron allí y aún hablan —estando ya en España— de “ellos y los españoles”. Me parece que vitalmente es muy enriquecedor. Además, países tan distintos como Malasia, Italia o El Salvador te dan una gran flexibilidad y capacidad de adaptación.
Pues donde esté en ese momento. ¿Eso es ser muy pragmático? No lo sé. A mí me parece que soy por naturaleza optimista y en cualquier sitio estoy bien. Hay que extraer las ventajas o bondades de cada sitio bajo cualquier circunstancia.
Familiarmente promovemos los viajes y el hecho de ver realidades distintas
Sí, y además no solo por trabajo. Mis padres me inculcaron el gusto por viajar. Familiarmente promovemos los viajes y el hecho de ver realidades distintas. El último viaje que hemos hecho juntos, en Navidades, ha sido a Benín. No es un destino evidente pero es un sitio tranquilo y queríamos transmitir a nuestros hijos la experiencia familiar de viajar a un continente como África, que ellos no habían disfrutado antes.
Hago mucho deporte, fundamentalmente deportes de larga distancia —triatlón, correr en la montaña, ciclismo—. Creo sinceramente que de la formación que he recibido la que más me ha servido en el desarrollo de mi profesión han sido los idiomas y el deporte. Eso imprime un determinado carácter.
Jugaba de joven, en España estuve federado entre los 15 y los 20 años y volví a jugar a los 40 en El Salvador. Allí, junto con un exjugador argentino y otras dos viejas glorias francesas, fundamos la Federación Salvadoreña de Rugby. Empezando de cero. Allí no habían visto un balón de rugby en su vida.
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