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En Australia, país con gran producción minera, la problemática de su suministro eléctrico es muy distinta a la de Chile. El precio de la electricidad es bajo y no hay riesgos de desabastecimiento. Sin embargo, existen desde hace años normativas que tratan de impulsar los desarrollos renovables para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el país.
En Australia, país con gran producción minera, la problemática de su suministro eléctrico es muy distinta a la de Chile. El precio de la electricidad es bajo y no hay riesgos de desabastecimiento. Sin embargo, existen desde hace años normativas que tratan de impulsar los desarrollos renovables para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el país.
En Australia, la producción por carbón representa un 75% de la generación eléctrica, el gas un 15% y el petróleo un 1% adicional, lo que supone que más del 90% del sistema eléctrico se basa en combustibles fósiles. La huella de carbono del país es, por consiguiente, muy elevada y las autoridades australianas quieren que se reduzca de forma significativa, pero la producción renovable -fundamentalmente hidroeléctrica- supone hasta el momento solo el 8% de la demanda eléctrica del país.
Para avanzar hacia un modelo energético más descarbonizado, la Administración australiana ha fijado un objetivo de producción de electricidad renovable del 20% de la producción eléctrica en 2020 y ha generado mecanismos de apoyo como la compra-venta de créditos de energía verde o la implantación de una tasa sobre la emisión de carbono que está prevista que entre en vigor en julio del presente año. Esta última medida se prolongaría durante tres o cinco años, y vendría acompañada de la implantación de un sistema de comercio de emisiones similar al vigente en la Unión Europea.
Sin duda, la tasa sobre el carbono afectará a los costes de las empresas mineras -singularmente en lo que respecta al coste energético-, ya que muchas de ellas utilizan como combustible el fuel-oil o el gas en sistemas autónomos aislados de la red general.
La tendencia creciente del coste de los combustibles fósiles, incrementado por la tasación del carbono, se contrapone a una tendencia de signo opuesto en los costes de las tecnologías renovables, que van a alcanzar pronto -lo están logrando ya en determinados casos- niveles competitivos en comparación con las energías convencionales.
Del mismo modo, el carácter modular de las energías renovables supone asimismo un factor de adecuación de la actividad minera, ya que permite dimensionar la potencia instalada a las necesidades de una determinada explotación en soluciones aisladas de red.
Las posibilidades tecnológicas para aportar soluciones energéticas limpias a la actividad minera en Australia son numerosas y se adaptan a las opciones de conexión a la red general y a la disponibilidad del recurso renovable existente en cada región: eólico en la zona meridional y solar en buena parte del territorio.
Junto a la generación eólica para sistemas conectados se barajan novedosas opciones para sistemas aislados como plantas solares termoeléctricas con almacenamiento en sales fundidas; soluciones hibridadas (asociadas) con plantas de generación por gas ya existentes -más de 5.000 MW ubicados en zonas con elevado recurso solar-, o posible combinación de instalaciones termosolares con plantas de gas de nueva generación obtenido a partir de vetas de carbón ("coal seam gas") -con proyectos registrados que suman más de 2.500 MW-.
Son formas de integrar las soluciones tecnológicas renovables en la industria minera del país, de especial relevancia en los estados de Australia Occidental y Queensland, aunque también importante en Nueva Gales del Sur y Australia Meridional.
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