30/01/2012
Necesaria para beber, para alimentarse, para preservar el medio ambiente, para mantener la higiene, para la vida en la tierra... Hagamos una buena gestión que asegure su disponibilidad en el presente y en el futuro.
Necesaria para beber, para alimentarse, para preservar el medio ambiente, para mantener la higiene, para la vida en la tierra... Hagamos una buena gestión que asegure su disponibilidad en el presente y en el futuro.
Todas las personas necesitan acceder a cantidades suficientes de agua potable para beber, alimentarse y mantener su higiene. Tener un acceso seguro y suficiente al agua potable, así como garantizar su posterior
depuración, son derechos humanos básicos. La calidad del agua y sus condiciones sanitarias tienen un importante impacto en la salud individual y social. Desgraciadamente, la disponibilidad de agua no es infinita en nuestro planeta y una correcta gestión es imprescindible para asegurar su disponi-bilidad futura.
El agua es un pilar esencial del medio ambiente: es el hábitat directo de millones de especies y es el recurso imprescindible para la mayoría de los entornos naturales con un mínimo valor ecológico. Si las masas de agua desaparecen, disminuyen o se degradan, desaparecerán especies importantes para el ciclo de la vida y el equilibrio natural se verá afectado. No agotar todo el agua natural y devolverla en adecuadas condiciones a la naturaleza es lo que una sociedad responsable debe hacer para dejar un adecuado legado a las generaciones futuras.
El 75% de la población mundial vivirá en 2030 en grandes ciudades y cerca de las costas. La única posibilidad de asegurar agua con garantías, independiente de los ciclos climáticos y sin extenuar los recursos de agua natural, será complementar las fuentes de agua con más reutilización y desalación de agua de mar. Las nuevas tecnologías ya permiten reutilizar aguas residuales y desalar el agua del mar con costes totalmente comparables a recursos más convencionales, que cada vez están más lejanos, profundos o contaminados.
Somos más de 7.000 millones de personas con necesidades crecientes de alimentos, energía y recursos minerales. El agua es necesaria para la agricultura y para la cadena de creación del resto de alimentos. La limitación en la generación de alimentos no se debe a la falta de suelo, ni de tecnología, sino a la falta de agua para su producción. El agua es necesaria en muchos procesos de generación energética y para obtener y procesar muchos minerales. Por todo ello cada día es más vital analizar y
gestionar las interrelaciones entre el agua y el resto de recursos naturales.
El agua es causa de conflictos políticos y militares entre países. Las sequías causan miles de muertes y son el primer desencadenante de las grandes hambrunas y mortandades que asolan algunas regiones del mundo provocando migraciones que afectan a las relaciones entre países vecinos. Muchos países que no depuran sus aguas residuales las vierten en ríos transfronterizos, llegando a países donde se emplean nuevamente como fuente de abastecimiento, debiendo mantener un razonable valor ecológico. La gestión adecuada del agua y su conservación en todos estos casos, no debe ser motivo de conflicto, sino motivo para incrementar la convivencia.
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